lunes, 11 de junio de 2007

Zodiac

Hay dos elementos que pueden ser grandes enemigos para una película: las expectativas y las comparaciones. La última obra maestra de David Fincher corría el riesgo de no estar a la altura de films tan redondos como Seven o El club de la lucha, sobre todo habiendo apostado por un cambio bastante radical de registro. Sin dejar de lado las virguerías visuales y las genialidades narrativas que le caracterizan, Zodiac ahonda en las repercusiones que tienen los actos de un asesino en serie en la vida de sobre todo dos personajes: el policía que le persigue y un dibujante de un periódico obsesionado por el caso.

Los que esperen truculencias, giros espectaculares de guión o paranoias mentales puede que se decepcionen. Zodiac es un policiaco puro y duro. Como los de antes. A lo largo de su (amplio) metraje avanzamos junto a los protagonistas a través de más de 20 años de investigación, que incluirán múltiples interrogatorios, pistas falsas, callejones sin salida… En ningún momento se nos deja de dar información a través de un guión, quizá demasiado dependiente de la historia real, pero en todo caso muy preciso.

La recreación de los años 70 es completamente impecable. Es inevitable que vengan a la cabeza títulos como Bullit, Harry el Sucio o Todos los hombres del Presidente, referentes temáticos y estéticos que el director combina con su estilo visual. Esta ambientación se ve potenciada por la oscura fotografía de Harris Savides, habitual colaborador de Gus Van Sant, que ya trabajó con Fincher en The Game y que decidió rodar la película enteramente en formato digital. Una mirada al pasado con las herramientas del futuro.

El apartado interpretativo está a la altura. Por encima de Jake Gyllenhaal, funcional con su cara de boy scout buenazo, e incluso del magnífico Robert Downey Jr que, aunque excelente, repite un rol en el que ya le hemos visto otras veces, cabe destacar el trabajo de Mark Ruffalo como el Inspector David Toschi, bordando el papel de policía y padre de familia que no puede dejar de pensar en el caso ni cuando le apartan de él.

Son muchos más los aciertos de Zodiac, desde la tensa música de David Shire, pasando por un montaje sutil pero lleno de ritmo, hasta la puesta en escena de los asesinatos, aséptica pero terrorífica a la vez. Fincher ha logrado de nuevo un clásico moderno, no apto para impacientes ni para aquellos que buscan solo una secuela de Seven. Es cine adulto. Cine como debería ser. Esperemos que en su siguiente película este hombre continúe convirtiendo en oro todo lo que toca.